Fracking es inherentemente inseguro, no es cuestión de “mejores prácticas”
26/7/2017
26 de julio de 2017
- Los lineamientos que presenta el ejecutivo son inefectivos para evitar los impactos irreversibles y daños irreparables a causa del fracking, jurídicamente débiles e inoperables.
En marzo pasado se publicaron los Lineamientos en materia de seguridad industrial, seguridad operativa y protección al medio ambiente para realizar las actividades de Exploración y Extracción de Hidrocarburos en Yacimientos No Convencionales en tierra[1]. Actualmente, en el portal de Cofemer (Comisión Federal de Mejora Regulatoria) se encuentran abiertos a comentarios los Lineamientos para la protección y conservación de las aguas nacionales en actividades de exploración y extracción de hidrocarburos en yacimientos no convencionales[2]. Ambos documentos son generados por el ejecutivo para tratar de atender el vacío legal con el que se venía ya practicando fractura hidráulica o fracking[3] en nuestro país desde hace años.
Estos lineamientos son una simulación para pretender proteger el ambiente y las personas cuando existe evidencia suficiente que muestra al fracking como una técnica experimental e inherentemente insegura y devastadora para el ambiente y, por lo tanto, imposible de regular. Razón por la cual van en aumento los lugares en el mundo donde ha sido prohibida, con base en el principio precautorio. Además, la documentación científica en el tema va creciendo, demostrando los impactos negativos al agua, al aire, a la salud, a la economía local y las comunidades,[4] y con ello, la vulneración de los derechos humanos y a la vida misma.Sumado a lo anterior, los lineamientos son jurídicamente débiles. Utilizan verbos como “promover” o “fomentar” que son una invitación a los regulados a actuar de cierta forma. Están plagados de términos como “mejores prácticas”, al tiempo de que habla de principios para la minimización de riesgos a un nivel “Tan Bajo Como Sea Razonablemente Factible”, es decir, que no represente un costo exageradamente alto para las empresas. Se habla de la protección de las personas, pero no se les reconoce como sujetos de derechos, principio básico que debería guiar cualquier regulación que tenga un interés real de proteger.Además, los lineamientos son inoperables. Si la Comisión Nacional del Agua (Conagua) es actualmente incapaz de inspeccionar las descargas a los ríos de industria y municipios, ¿cómo vigilará el cumplimiento de estos lineamientos? Lo mismo aplica para la Agencia Nacional de Seguridad Industrial y Protección al Ambiente (ASEA) creada con la Reforma Energética que, además de limitados recursos, cuenta con una autonomía limitada. En este sentido, los lineamientos, reconociendo estas limitaciones de las autoridades públicas, plantean la contratación de Terceros Autorizados para revisar el cumplimiento de ciertos criterios y el cumplimiento de la normatividad aplicable, pero no se establecen procesos para la contratación de dichos Terceros que puedan asegurar la independencia de sus resoluciones. Es de destacar que, en un país donde la impunidad y la corrupción reina, donde las instituciones que debieran vigilar el cumplimiento de la ley son incapaces de hacerlo, se quiera hacer creer que con estos lineamientos quedarán protegidas las comunidades de una práctica experimental que ha generado daños graves en EEUU, Canadá, Australia y Argentina.Finalmente, es importante destacar que ni la Reforma Energética, ni estos lineamientos han seguido procesos de consulta previa, libre e informada para los pueblos indígenas que están siendo afectados por los cambios legales que se materializan con impactos en sus territorios. De esta manera, se vulnera su derecho a la autodeterminación y al uso y disfrute de la tierra, el territorio y los recursos naturales.En este contexto, la Alianza Mexicana contra el Fracking exige se detenga la simulación de que estos lineamientos puedan proteger a la población y al ambiente, y se prohíba el uso de la técnica en todo el territorio nacional.Contacto: nofrackingmx@gmail.com[1]http://dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5476643&fecha=16/03/2017[2]http://www.cofemersimir.gob.mx/portales/resumen/42888 (acceso 25 de julio de 2017)[3] El fracking es un proceso altamente nocivo para el ser humano y el ambiente. Implica la inyección 9 a 29 millones de litros de agua al subsuelo, por pozo para extraer hidrocarburos de rocas de muy baja permeabilidad. El agua es mezclada con entre 650 y 990 sustancias químicas que pueden provocar múltiples daños a la salud de las personas (como cáncer y mutaciones, afectar al sistema endocrino, provocar alergias y dañar el sistema nervioso). Las fugas de agua contaminada con estos químicos, petróleo, gas u otras sustancias tóxicas presentes en el subsuelo han contaminado fuentes de agua, el suelo y el aire. Adicionalmente, el fracking presenta significativas fugas de metano a la atmósfera que contribuyen en forma alarmante al proceso de calentamiento global. El agua residual de este proceso es desechada en pozos “letrina” donde, por los altos volúmenes desechados, puede provocar sismos. https://nofrackingmexico.org/que-es-el-fracking/[4]https://mx.boell.org/es/compendio-fracking
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